miércoles, 6 de octubre de 2010

El deporte y la dictadura


No es novedad decir que el fútbol es el deporte más movilizante y popular del mundo, y por ello el que maneja mayor cantidad de dinero. La mayoría de las veces que se habla de popularidad y dinero es casi imposible no imaginarse al poder. Este es el punto, un poder que no les jugó a favor a los argentinos de 1978. El mundial que se jugó en Argentina ese año, fue la mejor pantalla para tapar el desastre que estaba dejando la dictadura militar mas horrorosa de los últimos tiempos en nuestro país.

Muchos periodistas, medios, abogados, doctores y hasta jugadores de fútbol apañaban el proceso militar con el solo hecho de mirar hacia otro lado. Hoy por hoy pagamos las consecuencias, pero esto no quedó ya que muchos todavía siguen a favor de ese nefasto desastre. Mas allá de cualquier ideología política, se sabe claramente que nada ni nadie justifica a los 30 mil desaparecidos por los que hoy se pide justicia.


En tiempos de dictadura, el fútbol jugó a favor de los dirigentes ya que con el se logró tapar una parte del dolor y hacer que la gente se interese únicamente por ganar el mundial. Pero así como el deporte jugó a favor del proceso, el proceso respondió de la misma forma con el título obtenido al final de la competencia, es por eso que se supone el silencio del mundo futbolístico.


Hay quienes se sientieron engañados, decepcionados y hasta humillados por ese accionar, ya que para muchos el fútbol es sinónimo de unión, de familia, de hábito. Algo tan lindo fue tomado para engañar a todo un país, que gracias a esto no miró de la misma forma al fútbol a partir de esa época, o tal vez sí, pero hoy somos concientes de que el mundial fue la herramienta fundamental que utilizó la junta militar para destruir la Nación.


Politíticamente no se esperaba menos, con los errores que se cometieron, era de esperar que se utilice este método para hacer creer que todo estaba bien. Como cuenta la historia, no sólo Videla se volcó al deporte a la hora de idear un plan estratégico, también lo hicieron Mussolini en el mundial de 1994 y Hitler en los juegos olímpicos del '36. Se puede decir que el deporte es la manera más fácil para hacer que el pueblo se distraiga, una forma de que traten al pueblo de ignorantes.